DÉCIMA SALIDA TEMPORADA 2023-2024: BENECID. PARAISO DE NUESTRA ALPUJARRA (RUTA CULTURAL)
DÉCIMA SALIDA TEMPORADA 2023-2024: BENECID. PARAISO DE NUESTRA ALPUJARRA (RUTA CULTURAL)
Además de Club Deportivo, somos una Asociación Cultural. La ruta que proponemos pretende acercarnos a la cultura y patrimonio de esta población.
Una vez acomodados en nuestro bus, seguiremos nuestro recorrido hasta Benahadux para enlazar con la carretera A-348 hasta Fondón.
Desde Fondón, haremos un pequeño recorrido hasta Benecid. El trazado y perfil aproximado es el siguiente:
Recorrido: Lineal
Distancia a recorrer: 2,3 km
Altitud máxima: 844 m.
Altitud mínima: 802 m.
Ascensión: 36 m.
Tiempo estimado: 30’
Benecid, debido a ser una zona rica en agua y muy fértil, los primeros pobladores datan de la prehistoria.
Mas recientemente y hasta el siglo XVI fue habitada y explotada por los árabes. Después de la sublevación de los moriscos en 1568 la zona se repobló en 1571 con “castellanos viejos” procedentes de diversos lugares de la península. De estos pobladores proceden muchas costumbres y tradiciones.
Se desconoce el origen del nombre de Benecid, se cree que puede derivar de las palabras árabes BENE: “bueno” y CID: “señor / ciudad”
Una vez que estemos en Benecid, nos dividiremos en dos grupos: Uno de ellos hará la visita al “museillo”, mientras que el otro lo hará a la Iglesia de Benecid, aljibe y eras, para intercambiarse después.
En todo nuestro recorrido contaremos con la presencia de Joaquín Gaona, historiador local, gran conocedor de estos parajes.
EL MUSEILLO
Nos acompañará Agustín Sánchez Hita, propietario de El Museíllo, y Etnógrafo.
Si el “Tite Vicente” (antiguo propietario de esta casa) levantase la cabeza, estaría orgulloso de lo que hoy esconde los números 4 y 6 de la calle Empedrado de Benecid. Convertida en una casa museo, la antigua taberna del pueblo mantiene la estructura tradicional de las casas típicas de la Alpujarra y refleja, con una agudeza histórica extrema, el día a día de sus vecinos en el último siglo. El ‘museíllo’, como muchos lo conocen en Fondón, es un libro abierto de lo cotidiano. Un vistazo a nuestro pasado más reciente para evitar que caída en el olvido. Un tesoro de incalculable valor en el último refugio del rey Boabdil.
Infinitas son las alusiones a aquella forma de vivir que hoy muchos recuerdan con nostalgia. Divida en una veintena de espacios de interpretación, la casa museo de Benecid transmite al visitante los valores y también las penurias de otros tiempos, cuando los portales de las casas estaban llenas de acarreos para cargar al mulo, el fuego se lograba con hierro y cuarzo, el agua se transportaba en cántaras y el candil de aceite alumbraba las estancias con sus mariposas. Tiempos en los que la ropa se desinfectaba en un ‘cocio’ con cenizas, sosa y agua hirviendo, el jabón se hacía en casa, los habitantes se contaban por lumbres encendidas y el pan de cada día se elaboraba de forma artesanal.
Casa, tienda y botica
Rehabilitada en los años 80, la casa museo es del siglo XIX. Conserva una puerta de acceso amplia para dar acceso a las bestias, ‘terraos’ de caña y madera, escaleras angostas y suelo de piedra. En su cocina -donde se elaboraban migas, potaje de hinojos y pebetes- se cocinaba con leña, carbón y petróleo hasta la llegada del gas butano, que liberó a los vecinos de la recogida continua de leña. En este espacio de la casa, se representa la matanza y el pan a través de los utensilios de la época. La mayoría fueron usados en su tiempo y reparados posteriormente para su exposición. Además, en el subsuelo, esconde una orza con los tesoros que los moriscos dejaron en la Península tras su expulsión en el siglo XVI con la intención de volver. Aún son muchos los que conservan en su memoria esta costumbre ancestral y aún siguen apareciendo envases de este tipo, aunque llenos de escombros en su mayoría.
La planta baja también reserva un rincón al auge del plomo y a la minería en la comarca. «A principios del siglo XIX se construyeron miles de pozos en la Sierra de Gádor y cientos de pequeñas fundiciones caseras, tras la liberalización del sector. Se producía barato y en cantidad, lo que llegó a poner en crisis las minas de plomo europeas.
La segunda planta de la antigua tienda del Tite Vicente conserva el dormitorio principal, un despacho con una biblioteca propia, juguetes antiguos y una sala dedicada a la lana y a la seda y a las academias de corte y confección, como la de Laujar, un aliciente económico para la mujer de la época. Especialmente llamativo es la calidad de los tejidos más de 100 años después y la viveza de sus colores gracias a la presencia de la cochinilla.
De la mano de Agustín, la visita continúa adentrándose en la antigua tienda del Tite Vicente, que se conserva tal cual, contigua a la taberna donde se tomaban almendras alrededor de una mesa. Así se accede a la botica, con los remedios naturales y medicamentos, y a la fábrica de gaseosas. «Cada pueblo de cabecera tenía su gaseosa», matiza al respecto. Gas, agua y azúcar eran los ingredientes necesarios para iniciar el proceso de fabricación, que también encuentra su representación en esta casa museo. Por último, la visita concluye en la carpintería donde actualmente se siguen restaurando los objetos que se muestran al visitante. En todos los pueblos había una carpintería y una fragua y esta mantiene casi intacto el espíritu de aquellas. La caza, el esparto y el barro completan un recorrido por una forma de entender la vida que, aunque dista mucho de la actual, logró paradójicamente alcanzar las aspiraciones de la sociedad actual. La perfecta armonía entre la mano del hombre y los recursos naturales que su entorno le brinda, también llamado sostenibilidad. Quizá esta sea la moraleja de una casa museo, enclavada en el corazón de la Alpujarra, que tiene mucho que contar.
IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA PIEDAD, ALJIBE Y ERAS
IGLESIA:
Esta iglesia, considerada erróneamente por algunos autores como iglesia-mezquita, es de planta rectangular, de las llamadas «de cajón», con capilla lateral y sacristía adosadas. También adosado se conserva el espacio ocupado por el antiguo cementerio.
En el interior, la capilla Mayor sólo se diferencia por una ligera elevación respecto del nivel del suelo. Tras esta y sobresaliendo también del cajón, se sitúa el camarín de la Virgen.
Fue construida en los primeros años de la década de 1560 bajo la influencia del licenciado Buenaventura Moya, beneficiado de La Codba, instancia a la que entonces pertenecía la iglesia de Benecid. En 1562 se realizan las obras a cargo del albañil Alonso Hernández, suministrando ladrillo y teja el morisco Bernabé Hatit, construyendo la armadura Francisco González y Gaspar de Velasco. Esta no fue quemada en la rebelión morisca, si bien necesitó reparación en 1590. A mediados del siglo XVIII se adosa el camarín de la Virgen.
Algunos por su belleza la llaman “La Capilla Sixtina de la Alpujarra”
De todo el conjunto de esta iglesia destaca el citado Camarín, que representa la antesala del cielo y que es el espacio privado de la Virgen, abierto a los devotos solo en ocasiones. Presenta una bóveda central y dos bóvedas de medio cañón, muy rebajados en los laterales que contienen pinturas de gran calidad. Muy deterioradas, quedaron restauradas en fechas muy recientes. Cuenta con una ventana trasera que cumple la función de foco para iluminar la imagen de la Virgen de la Piedad, imprimiendo una sensación sobrenatural, destacando la reja de forja de esta ventana.
ALJIBE, de época árabe, siglo XIII
ERAS DE PIEDRA, cada mes de agosto, se celebra la “fiesta de la trilla”.
Después de las visitas, nos dirigiremos dando un agradable paseo de 3,5 km por una pista asfaltada que discurre por la vega y dónde disfrutaremos de una magníficas vistas del Valle de Andarax, hasta llegar al Camping Cortijo La Molineta, dónde nuestro cocinero favorito, José Manuel Esquinas, nos preparará una exquisita paella, tal y cómo nos tiene acostumbrados. Comeremos en plena naturaleza y a escasos metros del Río Andarax, con abundante agua tras las últimas lluvias, y si el tiempo acompaña, lo haremos bajo la sombra de los frutales de la finca.
Como pasar hambre no es bueno, buscaremos alguna cosilla, baja en calorías, para asar: morcilla, chorizo, tocineta, etc. Prepararemos algo de verde para matar la mala conciencia, postre, etc. No nos olvidaremos de la cerveza, incluso alguna sin alcohol, del vino, platos, vasos, cubiertos …
El precio estimado de esta ruta: bus, donativo al “museillo”, instalaciones del camping y la comida tiene un precio de unos 27 € por persona. Nuestra Asociación asumirá gran parte de este coste con lo que el precio de esta ruta va a ser de 15 € por persona.
Espero que disfrutemos de un buen día al aire libre, de una buena comida y lo que es más importante: De una buena compañía, como la tuya.
Magnifica ruta